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Moderación

Muchos cursos incluyen debates entre estudiantes. El objetivo puede ser resolver dudas, comparar distintos enfoques académicos o recabar ideas o argumentos. Como docente, se es responsable de moderar y estructurar el debate, a menos que se haya dispuesto específicamente lo contrario. Es deseable que en los debates participe el mayor número posible de estudiantes, no siempre las mismas personas. Ahora bien, debe poner atención en no poner presión en quienes parecen ni sentirse en comodidad al hablar en público. Puede fomentar esta participación utilizando métodos para implicar a los estudiantes. Al moderar, también debe prestar atención a si se reproducen ciertos patrones de comunicación, a menudo tópicos: ¿Qué estudiantes tienden a hablar muy a menudo o muy largo, mencionan nombres o utilizan mucha jerga especializada? ¿Qué estudiantes comienzan sus intervenciones relativizando sus afirmaciones o restándose importancia a sí mismos y a sus propias capacidades? ¿Quién interrumpe a quién? ¿Hay estudiantes que hablan sin levantar la mano? ¿Se remiten otros a los comentarios de los anteriores? ¿De quién son los comentarios que mencionan? Para llamar la atención del estudiantado sobre estas pautas que generan desigualdades, se pueden introducir varios tipos de turnos de palabra, en los que se da preferencia a los primeros comentarios o se sigue explícitamente un sistema de cuotas estratégicas durante un tiempo determinado.

Recurrir a estudiantes que no han hablado voluntariamente puede ser más o menos habitual según la cultura académica y el estilo de enseñanza. Para un grupo de estudiantes, esta situación es tan incómoda e induce al miedo que puede no ser la mejor manera de ayudarles a poner de manifiesto sus conocimientos y, como consecuencia, pueden parecer incompetentes o poco preparados. Para otro grupo, el hecho de que se les pida que respondan puede ser alentador o motivador. Si alguien no puede responder, puede haber diferentes causas posibles. Si esto ocurre con frecuencia, se recomienda utilizar métodos de activación, una evaluación intermedia o una reunión individual para averiguar las causas y recomendar o iniciar estrategias para responder. Utilizar comentarios positivos para motivar al estudiantado a participar cuando se den cuenta de que están experimentando un proceso de aprendizaje y noten que la discusión se vuelve más emocionante cuando se incluyen diferentes perspectivas.