La monotonía es aburrida y agotadora. Al alternar los métodos, resulta más fácil para quien estudia y atiende un curso o seminario mantener la concentración durante toda la sesión ya que no hay unidades largas en las que sólo se debe escuchar atentamente. La experiencia también demuestra que, en general, el estudiantado valora la diversidad de métodos.
Además, la individualización deliberada de estrategias de aprendizaje permite un aumento del conocimiento y de las competencias para estudiantes con diferentes conocimientos previos.
Y, por último, los métodos pueden generar bien sea barreras, así como potenciales específicos. Por ejemplo, para estudiantes con una discapacidad en el lenguaje o de carácter introvertido, puede resultar incómodo que se les exija hablar delante de todo el grupo. Como docente, lo anterior le puede dar la impresión de mala preparación o de un mal trabajo. Hay estudiantes para quienes resulta difícil trabajar en grupo de forma espontánea, por lo que la mejor forma para que puedan aprender es abordando el tema individualmente durante o después del seminario. En todo caso, al emplear métodos diversos, usted puede contribuir hacia una mayor igualdad de oportunidades.
La diversidad de métodos también permite a quien ejerce la docencia incorporar su creatividad, probar nuevas cosas e implementar de forma consciente los efectos que generan diferentes métodos (por ejemplo, el silencio de la extrema concentración o la atmósfera animada de una discusión), para también mantener viva la atención durante todo el semestre. Así, las competencias para enseñar y moderar mejoran ya que puede aprender de sus experiencias y ampliar su repertorio.