El trabajo científico y el pensamiento críticorequieren práctica. En muchos lugares/momentos del estudio se ofrece una introducción impartida por docentes y una puesta en práctica gradual. Como docente se pueden utilizar estas indicaciones de forma encauzada, con el objetivo de, por ejemplo, destacar aspectos o preguntas relacionadas con la perspectiva de género y de diversidad.
Cuando el estudiantado puede volverse activo y se confronta con desafíos, cuando pueden aportar su conocimiento, sus experiencias y sus ideas, aumenta su motivación y su compromiso.
Abordar activamente los contenidos permite mejores resultados durante el aprendizaje en comparación con un consumo pasivo de los contenidos.
A través de una activa participación del estudiantado, usted recibe una mejor retroalimentaciónsobre su nivel de conocimiento incluso en lo que respecta al género y la diversidad: qué conceptos o teorías aún les resultan poco claras, si hay malentendidos o prejuicios que deberían ser conversados, qué lograron entender ya correctamente, dónde hay críticas o necesidad de debatir.
También para el estudiantado es más claro cómo se van desarrollando sus niveles de conocimiento. Los avances se vuelven visibles y alentadores. De la misma manera, las lagunas en el conocimiento también se hacen evidentes y pueden ser compensadas adaptando el estudio autónomo o modificando el plan de estudios.