Adquirir la “competencia de la incompetencia”
Entre el deseo y la realidad existe a veces un gran vacío que, como docente, es imposible de salvar. Sin embargo, usted puede intentar percibirlo y soportarlo. La libertad de discriminación funciona, entonces, como norma positiva que, si bien nunca puede ser del todo implementada, representa una guía de acción. Justamente frente a las altas sobrecargas de tiempo, así como frente a las desigualdades estructurales y también externas a la enseñanza, el personal profesional pedagógico a veces se enfrenta a la paradoja de volverse contra las condiciones de las que justamente forma parte.
En este punto, el investigador en ciencias de la educación Paul Mecheril recomienda la “competencia de la incompetencia”, a la que le asignó un nombre con tono “sobrador”. Esta competencia pone de manifiesto que “no existen los contextos de acción ‘simples’, comprehensibles por profesionales siguiendo una receta: el accionar profesional está supeditado a poder entrar en un vínculo fundamentalmente de reflexión en torno a su propio accionar profesional, sus condiciones y consecuencias. Para que esto no sea declarado simplemente como una norma del accionar individual, esto significa: crear estructuras del accionar profesional en las que reflexionar no solo sea posible, sino que sea tanto útil como atractivo y sistemáticamente respaldado. Se trata de reflexionar de un modo especial acerca de los límites del accionar profesional, su falta de influencia y sus paradójicas y también problemáticas consecuencias principales y secundarias” (Mecheril 2008: 25, traducción del alemán).
Allí donde aún no existan dichas estructuras sostenibles para el intercambio entre colegas, usted puede, en su condición de docente, intentar que sean fundadas.